domingo, 25 de junio de 2017

PARADIGMAS DE INVESTIGACIÓN: POSITIVISTA, INTERPRETATIVO Y SOCIOCRÍTICO




PARADIGMAS DE INVESTIGACIÓN: POSITIVISTA, INTERPRETATIVO Y SOCIOCRÍTICO

Msc. Roberto Carlos Tovar García
Docente UNESR – IUTAR - SSEA
Doctorante en Ciencias de la Educación
de la Universidad Bicentenaria de Aragua
robertotovarg@gmail.com

Las investigaciones siempre han estado guiadas por un conjunto de creencias o formas de ver el mundo, que es lo que conocemos como paradigma, y que lo comparten una comunidad científica. En este sentido, el término es definido por Kuhn (1971:7) como él: “conjunto de realizaciones científicas universalmente reconocidas, que durante un tiempo proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica”, es decir, desde la epistemología se define como el medio o formas de conocer y estudiar una realidad y que permiten la producción tanto de conocimiento como de saberes.

De igual forma, históricamente siempre se ha venido trabajando con el paradigma positivista que ha sido una concepción heredada del método científico tradicional, que ha buscado ante todo la objetividad del conocimiento, es decir, seguir una serie de reglas guiado por una lógica formal del pensamiento. Al respecto, Galeano (2008:13) sostiene que el paradigma positivista: “busca la verdad comprobable científicamente, una proposición o enunciado tiene sentido solo si es verificable en la experiencia y observación, es decir, si existe un conjunto de condiciones de observación relevantes para determinar su veracidad o falsedad”, en este sentido, el investigador siempre esta ajeno a lo que investiga, es un observador externo, no se involucra con el hecho, se excluye la condición de sujeto pensante, siendo sustituidos por instrumentos “válidos y confiables”. 

Es por ello, que de esta práctica heredada tradicionalista de investigación científica, surge la necesidad de un nuevo paradigma, atendiendo a lo expuesto por Thomas Kuhn a lo que llamó los saltos paradigmáticos, que abordaran las realidades sociales en su esencia, sus estructuras mentales (noemas) que permitieran a profundidad conocer al sujeto investigado en su propio escenario de convivencia. Es allí cundo nace la matriz epistémica Postpositivista como una corriente que se inicia a finales del siglo XIX, y es claro resaltar que toda corriente paradigmática que emergió del positivismo es considerada según Leal (2011:109) como Postpositivista y entre sus precursores mas importantes se encuentran Dilthey con la ciencia del espíritu, Husserl con la fenomenología como ciencia rigurosa, Habermas con la teoría crítica y su premisa reflexión-acción-reflexión. Entendiéndose como un rescate del sujeto investigador y relevancia de este en la producción del conocimiento, viéndose éste como el resultado de un proceso de interacción entre  sujeto-objeto y sujeto-sujeto. Es decir, mediante un proceso tanto dialéctico como intersubjetivo.

Es así, como el paradigma fenomenológico o interpretativo propuesto por Husserl (1913) busca observar al fenómeno desde adentro del sujeto de estudio, visto como un proceso metodológico riguroso, buscando la esencia de su conciencia, partiendo de la supresión de juicios (epojé), por lo cual se le asocia lo inductivo, lo holístico, lo subjetivo, lo creíble, la intuición y los sentimientos (intangible). En este sentido Leal (2011:124) señala que la fenomenología: “trabaja con la condición humana para comprenderla, la dignidad del ser humano es el punto de partida, por lo tanto, hay que procurar la aceptación, el respeto y la tolerancia”. En este sentido, no basta solo con tener conocimiento de los postulados, sino que hay que estudiarlos a profundidad para comprender la realidad, de esta matriz epistémica se derivan diferentes métodos de investigación: 

Cuadro 1
Métodos derivados del paradigma interpretativo
Fenomenológico
Hermenéutico
Etnográfico
Historia de vida
Estudia las vivencias, a partir del relato del otro.
Busca el significado de la esencia del fenómeno.

Busca Interpretar textos, gestos e incluso el comportamiento humano.
Estudia al sujeto en su propio escenario.

Estudia un grupo o cultura. Trata de comprender las realidades actuales. Busca el acercamiento a la verdadera naturaleza del sujeto.

Busca generar visiones alternativas, a través de una conciencia reflexiva de un sujeto sobre su propia vida. Puede ser biográfica o autobiográfica.
Fuente: resumido y adaptado por Tovar (2017) 

Asimismo, es inexorable que la ciencia rígida y austera, de paso a la flexibilidad y a la autonomía del investigador, desde el campo de las ciencias sociales, los fenómenos observados, necesitan de métodos que estén en consonancia a las exigencias del mundo actual, en donde no solamente se vea al fenómeno desde afuera, sino que permita la interpretación y la reflexión, solo así se estaría resignificando a la academia de la ciencia, ya que en muchas ocasiones autores e investigadores, en se encuentran anclados en el subdesarrollo y en la negación de cualquier forma de investigar contraria a la ya conocida, en otras palabras se encuentran en una parálisis paradigmática, la cual no les permite avanzar hacia la consolidación de los criterios de flexibilidad y autonomía en la investigación.

Por otro lado, la teoría crítica, nace entre los años de 1914-1920 como corriente filosófica en la Escuela de Frankfurt (Alemania), como un movimiento filosófico, que buscaba a través de la crítica social transformar la realidad de la postguerra( I Guerra Mundial), es por ello que  Habermas (1971), promueve el Paradigma Sociocrítico, teniendo como función principal comprender la relaciones entre valores, interese y acciones, lo que conlleva a un proceso de reflexión sobre la realidad conocida y estudiada y que permita un cambio o transformación. De allí surge la premisa reflexión-acción-reflexión, y de este proceso crítico- reflexivo Habermas introduce la racionalidad comunicativa,  añadiendo que: “si los individuos utilizan el conocimiento para ponerse de acuerdo, resulta necesario crear condiciones para llegar a un consenso racional a través del argumento y argumentación”. Es por ello, que se necesita la participación de los miembros de la sociedad, sus opiniones y contrastes, que permitan accionar en conjunto para la transformación social.  

Figura 1
Matriz Epistémica Sociocrítica



Fuente: resumido y adaptado por Tovar (2017)




Cuadro 2
Diferencias entre posturas paradigmáticas
 Fuente: Resumido y Adaptado de Parra (2005).
 

Por último, más allá del paradigma o método de investigación, es necesario dar la libertad al sujeto investigador en la escogencia del mismo, ya que este proceso, conlleva una titánica tarea de ofrecer a los investigadores nacientes en el campo de las ciencias sociales, métodos variados y alternativos que permiten dilucidar las diferentes formas de abordar una realidad, dependiendo del fin último del sujeto investigador.  
“La Ciencia deductiva,
austera, rígida, automática,
debe dar paso a una ciencia variada,
imprevista, flexible e incluyente” 
Claude Allègre



Referencias:


Allegre, C. (2003). La derrota de Platón: O la ciencia en el siglo 21. Librería Artheme fayard, Paris: Francia
Duarte, J. y E. Parra. (2015). Lo que debes saber sobre una tesis doctoral. Editorial Morles Imprecolor. Maracay: Venezuela
Galeano, M. (2008). Diseño de proyectos en la investigación cualitativa. Fondo Editorial Universidad EAFIT.  Medellín: Colombia.
Habermas, J. (2004). Comunicaction and evolution of society. Beacon Press. Boston
Kuhn, T. (1992). Las estructuras de las revoluciones científicas. Editorial Fondo de Cultura Económica. México: DF
Leal, J. (2011). La autonomía del sujeto investigador y la metodología de la investigación. Editorial Azul Intenso. Valencia: Venezuela.
Parra, M. (2005). Fundamentos Epistemológicos, Metodológicos y Teóricos que Sustentan un Modelo de Investigación Cualitativa en las Ciencias Sociales. Tesis presentada a las Facultades de Ciencias Sociales y Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile para optar al grado de Doctora en Filosofía con Mención en Epistemología de las Ciencias Sociales. Santiago.
 



           

sábado, 24 de junio de 2017

FORMACIÓN EN VALORES: UNA PERSPECTIVA DESDE EL ABORDAJE FAMILIAR – ESCOLAR





FORMACIÓN EN VALORES: UNA PERSPECTIVA DESDE EL ABORDAJE FAMILIAR – ESCOLAR

Msc. Roberto Carlos Tovar García
Docente UNESR – IUTAR - SSEA
Doctorante en Ciencias de la Educación
de la Universidad Bicentenaria de Aragua
robertotovarg@gmail.com
 
Resumen
El presente artículo aborda desde la polisemia de las realidades sociales, la formación en valores iniciada en la familia y en donde participan tanto la escuela como la sociedad, ambos corresponsables de la vida cotidiana. De igual forma, la formación en valores debe ir dada mediante el desarrollo moral de cada individuo para la construcción de una ética universal, que permita la eclosión del nuevo hombre de la sociedad. Asimismo, es necesario que cada ser humano construya a través de su experiencia de vida, costumbres, tradiciones un código personal que guie y oriente sus acciones en función de fomentar los valores en la sociedad, es decir, que se siembre y cultive a diario, de tal forma que la familia se encauce hacia su función socializadora y formadora.
Palabras Claves: Formación en valores, Familia, Escuela, Sociedad

TRAINING IN VALUES: A PERSPECTIVE FROM THE FAMILY - SCHOOL 

Summary
The present article approaches from the polysemy of the social realities, the formation in values initiated in the family and in which they participate in the school like the society, like co-responsible of the daily life. In the same way, the formation in values must be given in the moral development of each individual for the construction of a universal ethic, that allows the emergence of the new man of the society. Likewise, it is necessary for each human being to construct through their experience of life, customs, traditions a personal code that guides and orient their actions in order to promote values in society, that is, to sow and cultivate daily, in such a way that the family is directed towards its socializing and formative function.
Key Words: Formation in values, Family, School, Society

1.    Introducción
Hablar actualmente de los valores nos lleva directamente a pensar en la axiología, como el sistema formal para identificar y medir los valores. Es de resaltar, que la estructura de valores de un individuo es la que le brinda su personalidad, sus percepciones y decisiones. La axiología no sólo trata en su mayoría intelectual y moral de los valores positivos, sino también de los valores negativos. Es pertinente señalar, que todos los seres humanos somos diferentes, pensamos de manera distinta el uno del otro. Para algunos autores los valores  son importantes para el comportamiento organizacional, ya que establecen las bases para comprender las actitudes, las motivaciones y por qué influyen en las percepciones que se tienen de grupos, movimientos, familias, escuelas y sociedad en general.
Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social. La familia, la escuela y la sociedad son la fuente de los valores donde se aprenden las grandes virtudes. Su importancia consiste en que el hombre logre su propia autodeterminación como persona.

2.    Desarrollo
Generalmente conocemos el término valores un poco abstracto, desde la escuela pensamos que es responsabilidad de la familia y desde la familia se piensa que es de la escuela, sin embargo la formación en valores se inicia en el hogar, en la familia, como célula fundamental de la sociedad y como primer ente socializador y educador del niño. Por su parte, la escuela tiene la gran tarea de coadyuvar este proceso iniciado en el hogar. Pero muchas veces, los padres y madres pretenden enseñar valores desde la abstracción, por el contrario los valores son congruencia, se predica con el ejemplo, los estudiantes son el reflejo del hogar, al respecto, Bello (2008) señala que no se puede pretender enseñar valores sólo hablando de valores, sino que es necesario ir más allá, hacia los actos, palabras, gestos de quien observa al padre y a la madre como los roles o patrones a seguir.
En este sentido, enseñar valores es mostrar los sentimientos más íntimos y la personalidad moral interior, de tal forma, que los hijos puedan entender y ver el verdadero significado de la moral personal construida mediante ese proceso de interacción social del individuo con sus congéneres. Por otro lado, observamos que el mundo actual, ha venido enfrentando diferentes cambios vertiginosos que consigo a traído la tecnología y la globalización, debido a esto la familia está perdiendo su esencia natural, su espíritu de unión, de compromiso con sus miembros y por ende con la sociedad, se palpa una resquebrajamiento de la misma, una descomposición social y no es más que por la ausencia de una educación y formación en valores, que inicia en el hogar y termina en el hogar, es por ello que la Madre Teresa de Calcuta (citada por Tovar 2016) señalaba que “ …los padre tienen muy poco tiempo para dedicar a sus hijos, y es ahí en donde comienza el rompimiento del mundo” (p.08).
Lo antes dicho, conlleva a un gran interrogante ¿Qué está haciendo la sociedad, para traspasar esta barrera del no retorno?, y la respuesta está en cada acción que desde el hogar y desde la familia se pueda realizar para fortalecer los valores aprendidos y aprehendidos en la sociedad, si revisamos las diferentes teorías del Desarrollo Moral la propuesta Kolberguiana se adapta mucho a este contexto, es necesario que el niño, desarrolle de forma evolutiva sus diferentes etapas para la construcción de su propia moral, a su vez, cumplir las normas, códigos y reglamentos que la sociedad en la búsqueda común de un bien, ha ido forjando a través del tiempo, claro está, respetando los valores esenciales como el derecho a la dignidad humana, a la vida, a la justicia y a la libertad, que debe prevalecer ante cualquier circunstancia de índole religioso, político, económico y social.
Resulta imperante, que cada miembro de la familia y de la sociedad, producto de lo que llama Bello (2008) genotipos y fenotipos para la vida social, pueda a través de la interacción social que caracteriza a cada ser humano, formular, normas, reglas y códigos para la preservación de la vida. Es por ello, que según el autor cada quien debe construir un código de vida como persona, es decir, formar nuestro propio decálogo de comportamiento, nuestros propios principios, que a su vez tributen a la construcción de una ética universal.
En este sentido, Bello (2008) define un código de vida como: “la formulación de principios mediante el cual un individuo o la persona se rige dentro de la existencia como ser humano”, por lo antes, dicho, este proceso se construye mediante la experiencia y de las objetivaciones sociales e individuales que cada individuo reproduce de la sociedad en un determinado momento. De igual forma, no basta con decir que se posee algo, es necesario a través de la pedagogía del ejemplo, demostrar o mostrar la construcción moral que ha forjado el individuo a través de los años y de su desarrollo cognitivo, ya que la expresión real de un valor no es lo que se dice sino lo que se hace, es decir, a través de los hechos y del comportamiento humano.
Asimismo, los valores no se construyen desde arriba hacia abajo, sino que es necesario iniciar desde los cimientos de la sociedad, desde la familia, de las experiencias previas, de las buenas costumbres arraigadas y traspasadas de forma ancestral. Se trata no de adoptar unas normas externas, sino de intrínsecamente construir su propia conducta moral, solo así se podrá formar en valores, educar en valores para transformar la sociedad heredada, la que tenemos, por la que realmente queremos.
Es así que los valores, constituyen una actitud hacia la vida, hacia lo que soy y lo que quiero ser, como señala Rodríguez (2012), es una cuestión de actitud, de proyectarse hacia el logro de nuestros propósitos de vida, hacia un desarrollo de nuestra personalidad, para construir una ética valedera. En este sentido, el valor es una propuesta concreta, una invitación a la vida cotidiana de cada individuo, para que a su vez éste pueda interactuar con la sociedad que lo rodea. Es decir, es transformar la conciencia social del ser humano, de valores inclusive lo que nos rodea (familia, ambiente, sociedad, cultura), inclusive es una cuestión de supervivencia, al respetar y valorizar las diferentes formas de vida (ecosistemas) en el planeta, y cada una de ellas tienen una función específica (ciclo vital) para que todos los seres humano podamos subsistir en la Tierra.
Sin embargo, nuestra sociedad, desaforada por el consumismo, por la vanidad ha ido en contra de acciones sociales que buscan prevalecer la vida en el planeta, y es donde florece o emerge los antivalores, ¿pero esto realmente existe?, ¿los antivalores son reales?, ¿o simplemente es una cuestión de criterios?, resulta necesario esclarecer que toda práctica que vaya en contra de la sociedad, de su realización, de su bien común, de la dignidad humana, del perdón, de la paz, de la vida en general, es un antivalor, y observamos que esto es lo que ha proliferado en el mundo en los últimos tiempos, no se puede construir una ética en base al egoísmo, al rencor, a la guerra, a la maldad, por lo cual estos antivalores presentes en la sociedad, contribuyen al resquebrajamiento del mundo.
Es entonces el antivalor, un signo de debilidad humana, de tentación, de prácticas herradas llevadas por muchos para satisfacer banalidades  personales, deseos oscuros que llevan muy dentro de sí. Es por ello, que las sociedades deben rescatar y promover valores de construcción de sí mismas, remembrando sus inicios, sus orígenes, su génesis, sus buenas costumbres, su valores esenciales, que permita una eclosión del nuevo ser humano que el mundo necesita, es decir, evolucionar de forma positiva, a través de una construcción personal de un código valorativo de vida.
Por lo anteriormente dicho, la práctica de valores necesita de una retroalimentación constante de los miembros de la sociedad (familia, escuela, comunidad), de forma tal que se establezca la corresponsabilidad de todos en la formación integral de los seres humanos. La educación como se dijo anteriormente comienza en el hogar y termina en el hogar, no sin antes pasar por la escuela y por la sociedad, ya que no somos seres aislados, sino que vivimos y convivimos con otros individuos, que en sus generalidades, no ayudan en nuestro desarrollo evolutivo como especie.

3.    Conclusiónes
En síntesis, la vida cotidiana está impregnada de aciertos y desaciertos, toca a cada individuo darle forma y color a cada comportamiento o acción que realice, es necesario discernir entre lo que es bueno y lo que es malo, y eso forma parte de nuestra formación en valores, de la constancia y la perseverancia que cada uno posee ante los retos que la sociedad misma nos impone para el alcance o el logro de nuestras metas. Es así como los valores, guían nuestro comportamiento, nuestro andar por el camino, en los hechos que a pesar de las adversidades, podamos tener, a través de nuestra experiencia y de nuestra cotidianidad.
A manera de colofón, se puede decir, que los valores forman parte de nuestro crecimiento personal como personas miembros de una sociedad, por lo cual, cada uno de nosotros debemos contribuir hacia un mundo más justo, más igualitario, más incluyente, más pacífico, que promueva nuestro crecimiento interior, nuestro desarrollo moral, nuestra autorrealización, los valores deben verse como una semilla, que se debe regar todo los días, para así poder cultivar el nacimiento de un nuevo ser humano.

Referencias:
Bello, J. (2008). Valores para construir una ética. Liven Editores, Caracas – Venezuela
Rodríguez, C. (2012). No es cuestión de leche, es cuestión de actitud. Editorial Todo Actitud, Caracas – Venezuela.
Tovar, R. (2016). Modos de Vida Familiar y la Dinámica escolar: Hermenéusis desde el contexto rural Pie de Cerro. Trabajo de grado Publicado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Venezuela.